¿Por qué es bueno el marisco?

Prácticamente todos los mariscos son aptos para cualquier dieta saludable. 

Por ejemplo, si quieres perder peso debes saber que el importante aporte proteico los convierte en un alimento saciante, y si acompañas el marisco de alimentos ricos en fibra (arroz o pasta integral, vegetales frescos, etc.) el efecto será aún mayor. 

Precisamente esa riqueza en proteínas combinada con una aportación escasa de calorías hace que el marisco sea una de las mejores fuentes de proteína magra, convirtiéndose en un alimento muy interesante para los deportistas.

El marisco es rico en vitaminas del grupo B, en vitamina A y en vitamina D, así como en distintos minerales. Por ejemplo, el fósforo te ayudará a asimilar las proteínas, grasas y carbohidratos, además de contribuir al buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular; y el calcio es clave en la salud ósea y la lucha contra problemas como la osteoporosis. 

Si no tomas lácteos cualquier marisco te ayudará a compensar ese déficit de calcio. Para sacar el máximo rendimiento a los minerales del marisco conviene prepararlo con ingredientes ricos en vitamina C (zumo de limón, tomate, perejil), que favorecen el uso del calcio o el hierro.

Otro aspecto a destacar es la presencia de los ácidos grasos poliinsaturados, esenciales para que el organismo funcione. 

En la mayoría de los casos estos ácidos grasos contrarrestan el colesterol que nos aportan -luego hablaremos de ello-, y convierten al marisco en un alimento muy beneficioso para nuestro corazón: se reduce la posibilidad de que se formen coágulos o de sufrir cualquier enfermedad cardiovascular, desaparecen las grasas malas…Finalmente, las purinas aumentan el ácido úrico en sangre.

 

Fuente: Salud alimentación